Amenaza al Estero Santa Rosa
Te invitamos a leer nuestra carta al director publicada el miércoles 16 de Abril en el Diario Austral de Los Ríos.
Valdivia recibió la nominación de “Ciudad Humedal” por la comisión internacional Ramsar.
Dicho reconocimiento fue celebrado en grande, reuniendo a diferentes estamentos que han participado directa o indirectamente en el cuidado de los humedales de la ciudad; sociedad civil, academia, organizaciones territoriales, y autoridades de manera transversal. El mensaje fue compartido por todos: Orgullo, reconocimiento al trabajo, y oportunidades de mejora para el desarrollo sustentable de la ciudad.
Sin embargo, a pocos kilómetros del epicentro de la celebración, existe un problema y una oportunidad que está a la vista de todos quienes circulamos por la ruta de Cabo Blanco, pero que muchos no quieren ver. La salida norte de la ciudad, nos muestra una realidad incómoda e ignorada. El estero Santa Rosa, un humedal de 617 hectáreas, asociado a los sectores como Chorocamayo, Santa Elvira, Tres Marías, El Arenal, y Cabo Blanco, enfrenta un constante proceso de degradación e intervención. Este humedal mixto, compuesto por sectores palustres emergentes, palustres boscosos, y ribereños, recibe su nombre por el principal estero que lo atraviesa: el estero Santa Rosa, el cual desemboca en el Santuario de la Naturaleza Río Cruces y Chorocamayo, lo que le otorga una mayor relevancia, al estar conectado a un sitio RAMSAR de importancia internacional para la conservación.
Hoy este humedal no cuenta con ningún tipo de protección oficial, y enfrenta de manera permanente diversas amenazas, como rellenos ilegales, tala de vegetación nativa, desvío de cauces, micro basurales y la creciente expansión urbana, sumada a las parcelaciones (reguladas y no reguladas) de los espacios rurales cerca-nos. En esta línea, hemos visto denuncias ciudadanas, a través de redes sociales, que dan cuenta de nuevos movimientos de tierra con maquinaria pesada en la ribera del estero, que podría traducirse en una alteración grave del ecosistema, afectando el curso, nivel y calidad del agua, además de la disponibilidad del hábitat para especies nativas.
Instamos a las autoridades a trabajar en base a este reciente nombramiento como Ciudad Humedal, activando procesos de fiscalización efectiva, e iniciativas que busquen proteger este frágil ecosistema. Al mismo tiempo promover las oportunidades que brinda en ámbitos de educación ambiental y actividades recreativas y turísticas en la naturaleza.
Nos enorgullecemos por esta nominación internacional, pero esperamos que no quede en una foto y se refleje en la forma en que nos relacionamos y cuidamos los humedales.
Marcelo Valencia, encargado de comunidades y gobernanzas ribereñas, en Fundación Plantae.