Ciudadanía y comunidad científica respaldan la Norma secundaria del río Valdivia, como una herramienta preventiva para la conservación de la cuenca
Las Normas Secundarias de Calidad Ambiental (NSCA) son instrumentos de gestión, que le permiten al Estado establecer límites para los elementos que potencialmente pueden generar contaminación en los ríos. Son creadas para cada cuenca en específico y de manera individual, reconociendo las particularidades del agua que presenta el territorio, en base a datos históricos, a fin de mantener su calidad donde no ha habido cambios, y recuperar la calidad en los lugares donde sí ha habido cambios.
La cuenca del río Valdivia, cuenta con agua de excelente calidad en algunos segmentos como el río San Pedro, que se caracteriza por su alta biodiversidad, presencia de especies endémicas y amenazadas como el tollo de agua dulce (Diplomystes camposensis) y el huillín (Lontra provocax), según indica la Dra. Nicole Colin ecóloga de ríos de la Universidad Austral de Chile. Esta relevancia ecológica y alta vulnerabilidad hace imperativo que sus aguas se mantengan en buena calidad para resguardar la salud de los ecosistemas que dependen de ella, como también las múltiples contribuciones o servicios ecosistémicos que provee a las personas, sentencia la Dr. Colin.
Además del rol fundamental para resguardar el equilibrio ecosistémico que tiene la cuenca, su agua es la fuente para el el consumo de las comunidades aledañas y la base para el desarrollo local identitario plasmado en actividades de turismo de naturaleza, pesca recreativa, actividad agropecuaria, entre otros.
Con todo esto, y reconociendo el escenario de cambio climático del que estamos siendo testigos, la norma de calidad ambiental para la cuenca del río Valdivia se convierte en una herramienta fundamental para abordar las crisis que puedan aparecer en este territorio.
La NSCA del río Valdivia y su historia de 20 años para su aprobación definitiva.
Posterior al desastre ambiental del 2004, nace el compromiso de establecer una NSCA para el río Valdivia, proceso que comenzó en el 2005 y luego de 10 años, durante el 2015 fue aprobado un proyecto de norma que inmediatamente recibió cuestionamientos por parte de gremios empresariales locales, lo que hizo que fuera derogada, comenzando así un nuevo proceso, esta vez con la instrucción de incorporar espacios de participación ciudadana y consulta indígena.
Toda la tramitación ha sido liderada por el Ministerio del Medio Ambiente, en coordinación con otras reparticiones públicas como la Superintendencia del Medio Ambiente, la Dirección General de Aguas, entre otros, con el objetivo de levantar información objetiva que permita caracterizar la cuenca y definir los parámetros específicos para este territorio.
Hoy, tras casi 20 años de tramitación, estamos ad portas de conocer el pronunciamiento del Consejo de ministros para su aprobación.
El dilema de implementar normas de protección ambiental para territorios específicos.
Cuando escuchamos cuestionamientos por parte de gremios empresariales locales relativos al proceso de elaboración de la norma, argumentando que muchos de los límites propuestos son superiores a los estándares de la normativa internacional, sin que exista justificación técnica para ello, se vuelve importante precisar que cada norma responde a la realidad específica de la cuenca para la cual se está creando, donde los parámetros no son estandarizables, sino que se establecen en base a datos históricos de los elementos que contiene el agua, y que pueden considerarse riesgosos para la salud del medio ambiente. En el caso de la norma para la cuenca del río Valdivia, se proponen 10 áreas de vigilancia, lo que refleja que este instrumento es sitioespecífico.
Carlos Arias, asesor técnico de comunidades mapuches participantes de la consulta indígena de la norma secundaria, comenta que la norma que se propone para el río Valdivia no puede ser comparable con ninguna otra que se haya establecido en el territorio nacional, ni tampoco con algún instrumento que se circunde a un estándar internacional.
Los datos considerados para este caso, han sido en base a registros de la DGA que compilan información desde el año 1984, a los que se suman otros estudios como los de la Universidad Austral de Chile, que aportan datos entre el 2015 y el 2020, lo que entrega una base de datos muy sólida, argumenta Arias.
En este sentido la norma secundaria, no establece ni impone ninguna carga adicional a las empresas que están operando en el territorio, las que seguirán funcionando en base a sus respectivas resoluciones de calificación ambiental (RCA) que obtuvieron al inicio de sus proyectos.
Mecanismos de monitoreo preventivos
Nuestra cuenca, que ecológicamente es muy frágil, y es motor del desarrollo local, requiere con suma urgencia contar con instrumentos normativos que permitan monitorear el río y ofrecer las herramientas para gestionar y evitar desastres de manera temprana.
En esto, la norma nos da la oportunidad de ponernos de acuerdo en función de una base técnica, obligando al Estado a destinar recursos para realizar monitoreos permanentes en distintos tramos del río, para identificar cualquier cambio en la composición del agua y posibles deterioros de su calidad, y declarar zonas de latencia o zonas saturadas en los casos que se requiera, generando los planes de descontaminación que correspondan.
Hoy, las organizaciones sociales que mantienen una activa defensa ciudadana con 20 años de historia desde el desastre ambiental del 2004, junto con la academia, ONGs, movimientos ambientales, comunidades mapuche y la ciudadanía en general, piden una actitud proactiva a los tomadores de decisión, para evitar riesgos que pueden generar impactos irreversibles en nuestras aguas, y este instrumento de gestión ambiental se convierte en la respuesta para ello, además de ser la base para avanzar de manera consciente y responsable hacia un desarrollo que resguarde el equilibrio del medio ambiente y el suministro de agua para todas las localidades que dependen de esta cuenca.
La nominación internacional Ramsar de ciudad Humedal, de la que es recientemente candidata Valdivia, será coherente en la medida que logremos sentar la base de lo que queremos como desarrollo, y en este sentido, la norma es el punto inicial y esperamos que en el corto plazo podamos estar celebrando su aprobación y preparándonos para su implementación.