En esta primera versión del programa, se incluyeron ocho escuelas, enfocándose en niños y niñas de entre 9 y 10 años de edad. Desde la Escuela Unidocente Cacique Aillapan, en Panguipulli, su única profesora, Paola Ñanculef, expresó su gratitud hacia esta iniciativa: “Vivimos en un entorno natural muy privilegiado, por lo que teníamos recursos para hacer educación ambiental en la escuela, pero hasta ahora no sabíamos cómo aprovecharlos”.
La docente reconoce que esta oportunidad ha sido de gran beneficio para la escuela en términos ambientales, así como para fortalecer los vínculos entre los escolares y el territorio. “Al salir con ellos y conversar, me di cuenta de que los niños saben mucho sobre las plantas. Ellos tienen muchos conocimientos y puedo integrarlos en mi trabajo. Estoy complementando los nombres, formas y usos de estas en mapuzungun, junto con los monitores del taller”, agrega.
La coordinadora de este programa y miembro de la cooperativa Calahuala, Úrsula Fernández, destaca la importancia de promover el amor por la naturaleza con personas de todas las edades, tanto adultos como niños, para ella fundamental abordar esta iniciativa en todo nivel. “Lo bueno de este programa es que trabajamos con los niños y niñas a nivel escolar, pero también con monitores, directores y profesores de las escuelas se ven inmersos y muy motivados en este proyecto”, señala.
“Estamos formando a líderes que tengan conocimientos de sus territorios. Saber dónde estamos, dónde vivimos, y que a futuro sean estas mismas personas que protejan el río y su paisaje, y que estén sensibilizados a los valores culturales y ambientales del territorio. Que los niños tengan conocimientos basados en la realidad social y socio ambiental, nos permitirá tener personas que conozcan de su lugar, que lo amen, lo quieran y lo cuiden”, comenta Fernández.
Por su parte, uno de los monitores capacitados por este programa, Humberto Mesa Dazze, oriundo de Los Lagos y estudiante de Artes Visuales de la Universidad Austral, ha valorado esta experiencia como “una oportunidad para obtener herramientas para enfrentar conflictos y buscar alternativas que nos ayuden a conservar el río”.
“Todo ha sido muy enriquecedor, sobre todo trabajar con niños, porque es más fácil llegar a ellos. La educación ambiental para mi es importante porque permite tener conocimientos y valoración del medio ambiente, lo cual hace que uno tome un compromiso, acciones y responsabilidades con nuestro entorno”, señala el joven estudiante.
Este programa de educación ambiental se estructura en diferentes módulos, que incluyen títeres, boletines, magnetos didácticos y una serie de actividades organizadas en 3 ejes alrededor del río: la prehistoria, el uso social y cultural y la flora y fauna actual. Sin duda, elementos claves para profundizar en un territorio de alto valor natural y cultural de la Región de Los Ríos.